El nombre Tiburcio Benegas cala hondo en el pensamiento de cualquiera que sepa algo de historia mendocina. Don Tiburcio fue un visionario, un hombre que con su pensamiento, honradez y fuerza cambió la realidad de esta provincia por centenas de años. Hasta el día de hoy se pueden ver sus obras, por ejemplo el Dique Cipolletti, ese que riega centenares de has. de viñedos, fue construido durante su mandato de Gobernador en 1887. Para muchos fue el creador de vitivinicultura argentina, cuando por esos años construye la Bodega Trapiche, símbolo de la vitivinicultura Argentina.
Por lo que hoy abrir un vino que lleva su nombre, creado por un descendiente directo de él y por Michel Rolland(nada menos), es una sensación ambigua en la que se unen dos mundos diferentes. Aquel de hace dos siglos donde todo estaba por hacerse y el hoy, presente de vinos mundializados con personalidad global.
Federico Benegas Lynch es quien hace estos vinos junto al reconocido Francés. Nació en la bodega de Luján que hoy conocemos, se crió al lado de su padre probando vinos y uvas, desde siempre convivió con este ambiente, creció con él y hoy elije vivir de él.
Por lo que tomar un vino de Benegas no es solamente descorchar una bebida, hay detrás de cada etiqueta de esta bodega, una historia que escuchar, un varietal por probar, un corte original, único e irrepetible por decubrir. Su Cabernet Franc es el más antiguo de la Argentina!
¿En los concursos a botella tapada, los críticos tendrán en cuenta todo esto a la hora de puntuar un Benegas?¿O tal vez la firma de Rolland es lo más importante?.
La irrupción de Rolland en la industria del vino nacional es de una importancia que tal vez no podamos medir en el presente, sin dudas que ha ayudado en forma categórica a mejorar nuestros vinos. Y no por que lo diga un presswine extranjero, nos lo dicen nuestras papilas gustativas, nuestra nariz, nuestros ojos y nuestros amigos. Pero jamás un fly winemaker podrá aportar la magia que produce abrir un tinto con tanta historia.
Por lo que hoy abrir un vino que lleva su nombre, creado por un descendiente directo de él y por Michel Rolland(nada menos), es una sensación ambigua en la que se unen dos mundos diferentes. Aquel de hace dos siglos donde todo estaba por hacerse y el hoy, presente de vinos mundializados con personalidad global.
Federico Benegas Lynch es quien hace estos vinos junto al reconocido Francés. Nació en la bodega de Luján que hoy conocemos, se crió al lado de su padre probando vinos y uvas, desde siempre convivió con este ambiente, creció con él y hoy elije vivir de él.
Por lo que tomar un vino de Benegas no es solamente descorchar una bebida, hay detrás de cada etiqueta de esta bodega, una historia que escuchar, un varietal por probar, un corte original, único e irrepetible por decubrir. Su Cabernet Franc es el más antiguo de la Argentina!
¿En los concursos a botella tapada, los críticos tendrán en cuenta todo esto a la hora de puntuar un Benegas?¿O tal vez la firma de Rolland es lo más importante?.
La irrupción de Rolland en la industria del vino nacional es de una importancia que tal vez no podamos medir en el presente, sin dudas que ha ayudado en forma categórica a mejorar nuestros vinos. Y no por que lo diga un presswine extranjero, nos lo dicen nuestras papilas gustativas, nuestra nariz, nuestros ojos y nuestros amigos. Pero jamás un fly winemaker podrá aportar la magia que produce abrir un tinto con tanta historia.
Esta semana tuvimos la oportunidad de pobrar casi todos los vinos de Benegas, en donde se destaca la calidad y originalidad, y la excelente opción que es la línea Estirpe en relación precio-calidad. Muy Bien.
Para más información http://www.bodegabenegas.com/
Para más información http://www.bodegabenegas.com/